El pasado sabado 15 de diciembre, el cantante canadiense Justin Bieber fue el objetivo de un complot, por encargo de un prisionero, que pretendía acabar con su vida, tras castrarlo en primer lugar, durante uno de sus conciertos en Nueva York el pasado mes de noviembre. Así lo comunicó ayer la policía estadounidense.
Dana Martin, de 45 años, que cumple una pena de cadena perpetua por un asesinato en Nuevo México, reconoció haber elaborado este plan con la complicidad de un excompañero de celda, Mark Staake, de 41 años, y de un sobrino de este, Tanner Ruane, de 23 años.
Sin embargo, el arresto inesperado de Staake por un guardia fronterizo en Vermont, echó por tierra los planes de Martin, quien tiene un tatuaje del ídolo adolescente en una pierna.
Según la policía de Nuevo México, Martin admitió que sus dos cómplices debían acabar con Bieber y su guardaespaldas estrangulándolos. El complot fue planificado porque el intérprete de Baby no le contestó varias cartas que el prisionero le envió durante años.
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